martes, 9 de noviembre de 2010

✔ Las fuerzas en el Interior y la estructura del Yo Integral

                           La Fuerza Interior

Los seres humanos nos crecemos antes las adversidades. Está claro. Lo hemos comprobado en múltiples ocasiones. En terremotos, en maremotos, en ciclones arrasando poblaciones enteras, en incendios, en huracanes, en desastres ecológicos, etc. etc.
Hay una parte de nosotros, que viene de muy adentro, que no sabe de idiomas, de razas, de credos, de estatus social, ni de belleza ni de fealdad. Hay un resorte natural que nos empuja a entregarnos y ser útil y nos prestamos a la ayuda desinteresada y nos solidarizamos con la causa común, donde el voluntariado se convierte en ese elemento que nos distingue y nos hace especiales. Esa fantástica capacidad de respuesta.
¿De qué sustancia estamos creados? Cuál es ese idioma que tenemos en común, reconocible por todos, donde las palabras no importan, donde existe la sincronización, la espontaneidad, donde fluye el esfuerzo hacia el objetivo final que las circunstancias nos demandan.

El trabajo en equipo, como las hormiguitas, las abejas, colaborando unidos donde el impulso interior hace que se desencadenen ciertas fuerzas internas y veamos el resultado final.

Cuando llega el descanso, y nos miramos unos a otros y vemos el resultado de nuestra acción. El trabajo desinteresado se convierte en adoración. La entrega total. No sabemos qué es, pero nos hemos soltado, hemos fluido en la entrega. Somos inexpertos, tímidos, y nos miramos unos a otros tratando de saber qué nos está ocurriendo, y al crearse esa mágica simbiosis, nos deleitamos en esa nueva sensación de amor fraternal.

Esa fuerza interior ha derribado los barrotes de nuestra cárcel interior donde el ego tiene establecido su dominio y hemos vislumbrado la libertad que viene de darnos, de entregarnos, libres y sin temores.

He tenido esa sensación muchas veces en mi vida, y la sigo teniendo, y he de confesar que ese sentimiento de unidad con otras personas donde ha imperado la entrega desinteresada y el compartir un fin común, tiene mucho poder. Sientes que estás unido por algo que no ves pero que te tiene atrapado. Vayas donde vayas, sigue estando ahí. Y sientes cómo la gracia te dirige, te protege, te lleva por senderos ocultos en tu interior y va abriendo caminos insondables. Y quieres dar, comunicar, expresar, pero descubres que eres limitado en palabras. Y solo queda un recurso. Presenciar el poder del amor, cautivándote, enamorándote, y a tu servicio. Sólo puedes dejarte llevar, fluir con la corriente, abandonarte a tu condición de ser humano y experimentar la fuerza interior. 


 El YO integral

El ser biopsicososial es el yo integral, o sea la reunión de todas sus partes (la que se es y se tiene) que cargadas de energía salen o se manifiestan en las actuaciones.
El yo Físico, que es el que más claramente se ve, es el organismo; necesita atención y cuidado para poder desarrollar sus capacidades y convertirlas en habilidades.
El yo Psíquico,que es la parte interna, se divide en tres: lo emotivo, la mente y el espíritu.
La parte emotiva es la que lleva al hombre a conocerse; es a través de estados de ánimo, sentimientos y emociones, como se da cuenta que existe, y como decía un maestro "no es lo mismo tener un sentimiento en las manos que estar en las manos de un sentimiento"
La mente tiene todos los talentos; es necesario desarrollarlos y, más aún, estar conciente de ellos para poder manejarlos positivamente. Debe recordase esto a las personas que dicen con frecuencia: "así soy yo"; "me enojo cuando las cosa no salen como yo quiero". Esas personas están funcionando sólo la parte emotiva; no usan sus talentos de la mente y menos utilizan las capacidades del espíritu; viven reaccionando a las grabaciones que tienen automáticamente, sin ver que cada situación que se presenta en la vida tiene diversa solucionesy no ven más opciones; esta lleva a sentirse mal, frustradas; podría decirse que escogen el camino erróneo.
El espíritu es el elemento que busca el significado de la vida, es el "YO profundo", el núcleo de identidad, la parte más interna y dinámica. Se manifiesta a través de lo que se quiere lograr y como quiere lograrse
El yo social: puede expresarse a través de los papeles que vive el individuo como hermano, amigo, padre, madre, vecino, alumno, maestro, etc. Al relacionarse el hombre trasciende a través del yo social, pero no de la que él cree, sino de lo que en realidad es.

El Yo según el Psicoanálisis

Según Sigmund Freud, desde el psicoanálisis el Yo es la instancia psíquica que une el Ello con el mundo exterior y hace de puente entre el Ello y el Superyo. Resulta de la diferenciación que el contacto con la realidad exterior impone al Ello (estructura psíquica primitiva). De hecho es un sistema de adaptación a la realidad.

El Yo según la Psicología analítica

Según Carl Gustav Jung, desde la psicología analítica el Yo es el punto focal de la conciencia. Es el portador de nuestra conciencia consciente de existir, así como el sentimiento permanente de identidad personal. Es el organizador consciente de nuestros pensamientos e intuiciones, de nuestros sentimientos y sensaciones. Es el portador de la personalidad. El Yo surge del Sí-mismo y desempeña papeles de crucial importancia. Percibe significados y evalúa valores, actividades que favorecen la supervivencia y hacen que la vida valga la pena vivirse y encontrarle sentido.

El Yo en la filosofías místicas orientales

En las filosofías místicas orientales, particularmente en el budismo se considera al yo como una ilusión. El yo se presenta como un velo de la mente que induce al sujeto a identificarse con su experiencia provocándole sufrimiento. El Budismo también contrasta fuertemente con otras religiones porque no afirma la existencia del alma, ni de un "sí mismo" o "yo" duradero en el ser.
Debates en torno a la idea del Yo
Dentro de la ciencia existen corrientes fundamentadas en posturas filosóficas como el materialismo eliminativo que no toman al yo como un objeto de estudio científico válido, por no contar con correlatos físicos o neurobiológicos exactos que sustenten la existencia de dicha instancia. Otras posturas como el emergentismo considera el yo como un objeto de estudio valido el cual es un producto emergente de las funciones del organismo biológico en interacción con su medio.

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